Por: Efecto Gol (@efectogolarequipa)
Juan Carlos Oblitas puso de ejemplo a Melgar para reestructurar el fútbol peruano y convencer definitivamente a Ricardo Gareca para que continúe al frente de la Selección Peruana de cara a las Eliminatorias al Mundial Canadá, Estados Unidos y México 2026.
Habría que ser mezquino para no reconocer el trabajo del mollendino en la bicolor; sin embargo, la conferencia de prensa que brindó este viernes estuvo plagada de un discurso versero para, seguramente, aliviar el dolor de la imposibilidad de ser parte de la Copa del Mundo Qatar 2022.
Melgar es un buen ejemplo, eso es indudable, pero colgarse del mérito rojinegro no fue del todo atinado. Para que el dominó empiece a cosechar los primeros frutos, tuvo que atravesar un traumático tránsito de una etapa dirigencial a una administrativa con manejo empresarial.
Y no fue por voluntad de los socios, fue por mandato de la ley que, en 2012, obligó, entiéndase, obligó a clubes como el dominó a allanarse al proceso de reestructuración económica. Ese fue el punto de quiebre para la transformación deportiva e institucional de los melgarianos.
Oblitas trasladó una de las condiciones que ha puesto Gareca para renovar contrato con la selección: la reestructuración del fútbol peruano. Pregunta: ¿es posible cumplir ese pedido con Agustín Lozano como presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF)? Es como pretender curarse sin extirpar el tumor.
Ese pedido tiene un cimiento tan frágil que nos lleva a recordar cuando el hincha de Melgar soñaba nuevamente ver campeón a su equipo, pero con nefastas directivas que, con contadas excepciones, llegaron al rojinegro únicamente para sacar provecho propio. Así era imposible.
Si el propósito de Oblitas y Gareca es iniciar la gran transformación del fútbol peruano, el pedido debería ser la inmediata renuncia de Lozano y todo su directorio. En un mundo ideal sería posible, pero la realidad dicta que, lamentablemente, eso no pasará por varios factores.
Uno de ellos es que el actual mandamás de la FPF cuenta con el apoyo mayoritario de los presidentes de las departamentales, los únicos con la potestad para tumbar al cuestionado dirigente norteño. Otro motivo es más simple de entender: Lozano es el jefe de Oblitas y Gareca.
La ley hizo posible que Melgar sea un club modelo; pero, para lograrlo, tuvo que separar la paja del trigo. Por ende, aprovecharse de los logros del dominó para justificar muchos errores, no fue el mejor argumento de Oblitas, quien dijo que a fin de mes Gareca decidirá si continúa o no.