abril 18, 2024

Lo más triste de la derrota (2-3) de Melgar ante Cristal fueron los dos goles de Bernardo Cuesta, porque con su inminente partida el dominó pierde a su mejor jugador, a su capitán, a su referente, a su hijo predilecto.

El argentino dejará un vacío difícil de reemplazar. Más allá de sumar 116 tantos con las sedas rojinegras, superar a Ysrael Zúñiga (115), estar a 7 de Genaro Neyra (123), la hinchada melgariana sufre porque su guerrero vuelve a irse de casa.

Frustración, tristeza, decepción, son los sentimientos que se dibujan en el rostro del rosarino, que a sus 30 años siente que tiene que priorizar el futuro de su familia, sacrificar su comodidad para asegurar el porvenir de los suyos.

Increíblemente cuestionado por algunos, Bernardo optó por abrir un paréntesis en su romance con Melgar. Quizá la ingratitud de un mínimo porcentaje de hinchas o la deslealtad de un periodista también pesaron para un nuevo adiós.

En lo futbolístico, el futuro del goleador es tan incierto como el del rojinegro, que cierra un ciclo de 6 temporadas con un título, un subcampeonato, cuatro presencias consecutivas en Libertadores.

Si la posibilidad de clasificar a la Sudamericana está más lejos, no creemos equivocarnos al concluir que hasta deja de ser una prioridad. A estas alturas el deseo en tienda melgariana es que todo acabe ya.

A Melgar le queda César Vallejo en Trujillo (fecha 16) y Cantolao en Arequipa (fecha 17), dos jornadas para el epílogo, para escribir el final de una historia de una Liga 1 para el olvido y para decirle a Bernardo, que no sea un adiós.

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